El espíritu reformista del krausismo : J. Sanz del Río
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1974Resumen:
Estudiar la faceta reformista que implica el movimiento krausista español representado originariamente en Julián Sanz del Río. El intelectual español del siglo XIX encuentra y recibe un conjunto de ideas, tanto políticas como ideológicas, procedentes del extranjero con las que se enfrenta a sus propios problemas, pero también recibe otras corrientes ideológicas tradicionales de su propia nación. El problema surge con el choque de estas dos vertientes, en el intento de que una predomine sobre la otra. Esta presentación bifacial de la España intelectual, aunque simple, no deja de ayudarnos a explicar la aceptación y oposición que provocó Sanz del Río y su doctrina. Es patente que la oposición al Krausismo estaba alimentada por toda la España tradicional e inmovilista, en sus diversas facetas, lo cual nos sitúa lógicamente al krausismo español como un movimiento con tendencias progresistas y renovadoras. El krausismo fue un movimiento polémico, abierto a críticas fundadas, porque intentaba encarnar y significar ante todo una actitud ética e intelectual, que implicaba una conducta moral rigurosa. En el fondo del krausismo hay una exigente finalidad moral. La atracción del movimiento krausista está mas en su modo de ser, en su 'estilo de vida', en su espiritu que en su filosofía estricta. El krausismo español introdujo en la cultura un sentido de libertad intelectual y de dignidad moral y profesional que se caracterizó por: ser racionalista, reformista y liberal. Tanto el racionalismo como el liberalismo son facetas complementarias del empeño reformista de Sanz del Río y el krausismo español.
Estudiar la faceta reformista que implica el movimiento krausista español representado originariamente en Julián Sanz del Río. El intelectual español del siglo XIX encuentra y recibe un conjunto de ideas, tanto políticas como ideológicas, procedentes del extranjero con las que se enfrenta a sus propios problemas, pero también recibe otras corrientes ideológicas tradicionales de su propia nación. El problema surge con el choque de estas dos vertientes, en el intento de que una predomine sobre la otra. Esta presentación bifacial de la España intelectual, aunque simple, no deja de ayudarnos a explicar la aceptación y oposición que provocó Sanz del Río y su doctrina. Es patente que la oposición al Krausismo estaba alimentada por toda la España tradicional e inmovilista, en sus diversas facetas, lo cual nos sitúa lógicamente al krausismo español como un movimiento con tendencias progresistas y renovadoras. El krausismo fue un movimiento polémico, abierto a críticas fundadas, porque intentaba encarnar y significar ante todo una actitud ética e intelectual, que implicaba una conducta moral rigurosa. En el fondo del krausismo hay una exigente finalidad moral. La atracción del movimiento krausista está mas en su modo de ser, en su 'estilo de vida', en su espiritu que en su filosofía estricta. El krausismo español introdujo en la cultura un sentido de libertad intelectual y de dignidad moral y profesional que se caracterizó por: ser racionalista, reformista y liberal. Tanto el racionalismo como el liberalismo son facetas complementarias del empeño reformista de Sanz del Río y el krausismo español.
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