Orienting from the emerging future
Texto completo:
https://revistas.um.es/rie/artic ...Nivel Educativo:
Tipo Documental:
Artículo de revistaEstadísticas:
Ver Estadísticas de usoMetadatos:
Mostrar el registro completo del ítemFecha:
2024Publicado en:
RIE : revista de investigación educativa. 2024, v. 42, n. 2Resumen:
La intervención orientadora se enfrenta a grandes desafíos -ecológicos, sociales y culturales-, que impiden o dificultan que las personas lleguen a ser lo que son en una sociedad volátil, incierta, compleja y ambigua, como es la nuestra. Una de las funciones esenciales de la orientación es transformar los condicionamientos contextuales y determinantes sociales, que dificultan la toma de decisiones contrastadas, la autorrealización y desarrollo de las personas. No basta con generar cambios de los síntomas que evidencian los problemas. Es preciso transmutar las estructuras subyacentes, los modelos mentales que las sustentan y las fuentes responsables de generarlos, para lograr una mejor relación con uno/a mismo/a, con los/as demás y con todo el sistema, como preconiza el enfoque de justicia social de la orientación. Desde esta perspectiva, se trata construir una conciencia crítica, poner nombre a la opresión e injusticias, cuestionar qué es lo normal, animar a las personas a trabajar juntas y trabajar en variedad de niveles, exigiendo a los profesionales de la orientación abordar las estructuras y los sistemas generadores de los problemas, que las personas experimentan frecuentemente como inducidos. Una de las metodologías de intervención más acorde con este enfoque es la derivada de la Teoría U, consistente en el clásico triángulo de: a) Observación: abrir mente, corazón y voluntad; b) Reflexión: permitir que emerja el conocimiento interior; c) Acción: generar nuevas posibilidades de actuación, experimentadas y luego integradas en cada persona y en sus organizaciones.
La intervención orientadora se enfrenta a grandes desafíos -ecológicos, sociales y culturales-, que impiden o dificultan que las personas lleguen a ser lo que son en una sociedad volátil, incierta, compleja y ambigua, como es la nuestra. Una de las funciones esenciales de la orientación es transformar los condicionamientos contextuales y determinantes sociales, que dificultan la toma de decisiones contrastadas, la autorrealización y desarrollo de las personas. No basta con generar cambios de los síntomas que evidencian los problemas. Es preciso transmutar las estructuras subyacentes, los modelos mentales que las sustentan y las fuentes responsables de generarlos, para lograr una mejor relación con uno/a mismo/a, con los/as demás y con todo el sistema, como preconiza el enfoque de justicia social de la orientación. Desde esta perspectiva, se trata construir una conciencia crítica, poner nombre a la opresión e injusticias, cuestionar qué es lo normal, animar a las personas a trabajar juntas y trabajar en variedad de niveles, exigiendo a los profesionales de la orientación abordar las estructuras y los sistemas generadores de los problemas, que las personas experimentan frecuentemente como inducidos. Una de las metodologías de intervención más acorde con este enfoque es la derivada de la Teoría U, consistente en el clásico triángulo de: a) Observación: abrir mente, corazón y voluntad; b) Reflexión: permitir que emerja el conocimiento interior; c) Acción: generar nuevas posibilidades de actuación, experimentadas y luego integradas en cada persona y en sus organizaciones.
Leer menos